miércoles, 24 de febrero de 2010

Buscando El Amor Ideal

Los dos querían vivir un amor perfecto, alejado de esa contaminación del lenguaje que con un te amo no expresa ni la mitad de lo que se siente estar enamorado. Encontrar pareja sin palabras, de eso se trataba ¿Pero cómo?, y no solamente sin palabras, sin el sexo que magnifica o disminuye los momentos de amor (depende la performance de los amantes) pero que de ninguna manera lo hace nacer. Y también sin que nazca en esos lugares de encuentro donde uno va predispuesto a. Se trataba en síntesis, de vivir un amor perfecto, un amor creado de la nada, ex Nihilo. O para ser un poco griego, un amor como simplicidad y perfección absoluta, como el Uno de Plotino, como la causa primera de Aristóteles, como la media naranja de Platón.
Entonces crearon un plan digno de conquista del mundo, aunque conquistaban algo mucho más importante, a ellos mismos. Él miró de todas las mujeres una que le llamara la atención, de esas que no se observan por su belleza física sino que la expresión ¡qué hermosa chica! Sale de un caminar, de unos ojos, de una forma de vestir, o de no se qué. Yo sé que usted lector sabe a qué me refiero. Cuando encontró a esa mujer la siguió durante dos días, no en el sentido bizarro, nada de malo había en sus intenciones, quería saber los lugares que frecuentaba, como se relacionaba con la gente, poder admirarla de lejos, como se admira un paisaje desde lo alto de las montañas, aunque mirándola con mucho más ilusión. Finalmente llegó el día, ella sabía de los planes del chico que la acechaba, e inconscientemente estaba de acuerdo, quería saber qué era eso del amor perfecto que tanto hablan los poetas y filósofos, pero que sinceramente, no conocía a nadie que lo hubiese vivido. Se miraron a los ojos durante diez minutos, los primero cinco fueron incómodos, en los segundos, fue difícil luchar con las ganas de besarse. ¿Y usted se pregunta porque no lo hicieron y damos final a esta historia? No era el momento, se hubiese arruinado, ¡de tantas cosas se pierde el hombre por no saber esperar!. Pasados esos minutos en que se leyeron mirando lo que algún poeta dijo son los ojos del alma se dieron a caminar, sin meta que condicione el momento, sin palabras que se queden cortas tratando de expresar la felicidad que sentían. Todo era perfecto, un amor que se fecundó en una burbuja impermeable, libre de toda contaminación, libre del lenguaje, libre del sexo, de los lugares corrientes, de las presentaciones con amigos en común.
Cuando sus corazones les dijeron que era el momento frenaron su caminar, si lector, el corazón habla, aunque hoy casi nadie lo escuche. Él le dijo a ella que un beso revela todo y se dispusieron a averiguar. ¿Qué probabilidades había?
Dicen que en los orígenes el hombre tenía dos cuerpos, que Zeus los cortó por la mitad y a partir de ello pasamos la vida buscando aquella que nos falta, nuestra media naranja, nuestro complemento, nuestro amor ideal.
5.5000 millones de habitantes tiene el mundo, y ellos, parados frente a frente, a punto de besarse, buscando sólo una.