jueves, 7 de abril de 2011

Vidas paralelas



Dos Jhonatan nacieron un día que no importa. Ayer, hoy, mañana y pasado seguirán naciendo otros con los mismos y otros nombres, cotidianizando el milagro de la vida que algunas veces se desprecia.
El primer Jhonatan recibió regalos y cumpleaños de primer mes, año, dos años y así. El segundo escuchaba el feliz cumple y de regalo el beso en la frente aunque para festejar no había nada, para comer… tampoco.
Cuando el primer Jhonatan llegó al jardín dijo me llamo Jhonatan acentuando la primer silaba para que su voz suene a Yonatán y jugó y río con sus compañeritos. Cuando el segundo se presento en la salita del barrio se escucho en el aula un “soy Iony” y pregunto si era verdad que después de clases daban de comer, dejando hablar a las ilusiones sembradas por mama. Tras escuchar la afirmación de la seño y aliviar su preocupación y el hambre sabiendo que después había comida (pocas veces podía asegurar que después había comida) jugo y rió con los compañeritos, después de todo los dos Jhonatan no eran tan diferentes, los chicos son chicos y que importa como se llamen.
El primer Jhonatan jugo, rió, pensó y en algunos parpadeares estaba en la universidad. Comenzar el secundario, las vueltas del perro en la plaza, las salas de video juegos, Mica y el primer beso, las fiestas de 15, Lorena y su primer novia, esa noche –la primera vez- el egreso, el viaje de egresados -¡que viaje!- las vacaciones con sus amigos.
El segundo Jhonatan río, jugo pensó y en algunos parpadeares se disolvió en Ioni. La falta de comidas a la noche –té de cena- la pelota de medias viejas y el ring raje que es diversión gratis. La calle que se hacia su casa, Lore y el primer beso, la segunda novia que llego casi antes que la primera, los deberes que no salían y lo hacían sentir inútil. Los pibes de la esquina que lo comprendían más que ese cuaderno de tapa roja.
La falta de hacer deberes, la abundancia de la esquina, la difícil matemática, el saber que no podía, la pregunta que nunca se hizo ¿Y si de chico hubiese tenido para comer, de más grande el cole hubiese sido fácil?
Al primer Jhonatan le tiraban huevos y harina y en las paredes de la universidad había carteles con su rostro para felicitarlo por su egreso. Iony tiraba y a veces le tiraban, en la ciudad había carteles con su rostro bajo el titulo de se busca. Uno no supo que existía el otro, el otro no supo de la existencia de uno y ninguno supo que por los caprichos del azar o de un arquitecto defectuoso que no corregimos, sus vidas se podrían haber intercambiado desde el origen, sin que siquiera su primer nombre lo supiera, sin tener que cambiar ni una coma a este relato.