jueves, 25 de marzo de 2010

Raras Respuestas

Sus padres no estaban en casa durante el fin de semana y su condición de soltero y la borrachez del momento eran condimentos ideales para armar una fiesta post salida en su casa (o After como se le dice hoy), hasta quizás podía ligar pensó, agarró su celular, mágico invento de la tecnología, y envió mensajes a todos sus contactos, incluso con la prerrogativa de que la libertad les permitía llevar a otros. Llegó a su casa al mismo tiempo que el sol al cielo, con su naranja bello que casi no percibió, la cachondez y el alcohol le nublaban demasiado la vista como para ver semejante espectáculo, mucho más bello que las piernas que lucen las mujeres con sus polleras cortas los sábados por la noche, y hasta la madrugada de los domingos.
Su decepción fue gigante al notar las pocas almas que esperaban ansiosos en la puerta de su casa la fiesta prometida. Entró con aquellas personas en que se mezclaban amigos y desconocidos y encendió un cigarrillo de marihuana como para mostrar con ejemplos la libertad de la que podían gozar sus visitantes, ese olor penetrante junto con sus ruegos hacia Dios de que lleguen mujeres a apagar su s incendios atrajo un número considerable de gente (de todo sexo y sexualidad), para la magnitud de la casa que hablamos.
La fiesta se armó y el agradeció en silencio a Dios. Botellas de licor se iban vaciando imitando el vacío de esa gente que busca compañía en las madrugadas y sólo encuentra soledad, el comentario de la marihuana llegó a los nuevos integrantes de la juerga y no faltó quién presente una rodaja de cocaína en la mesa e incentive a comprar más. ÉL se sintió impactado tras ver el polvo blanco, y un poco atraído también. No sé si fue el sueño que sentía o las ganas de impresionar a los demás como dueño de casa y organizador de aquella loca juerga lo que le hizo probar el oro blanco mientras ponía Cocaine de Eric Clapton para la ocasión. Su devoción por la música le hacía tener una melodía para cada sensación y ocasión, aunque eso limitara el espacio en el disco rígido de su computadora.
La noche siguió su rumbo en la madrugada que los visitantes negaban a base de música alcohol y drogas, sin hacer caso de la notable claridad que entraba por las ventanas de su casa reflejando la hora. El dueño de casa consiguió sexo de la mano de una jovencita que llevó rápidamente a su pieza, y sin palabras de por medio le quitó la ropa salvajemente para besarla por cada centímetro del cuerpo. Siempre había creído que tenía buena performance en la cama, pero reconocía su perfecta ejecución sexual al polvo blanco que había inhalado hace minutos.
Placer y transpiración llenaron la pieza por largo tiempo hasta que los partícipes del sexo (no amantes por supuesto) cayeron exhaustos.
Al volver al comedor con una sonrisa en la cara por el genial orgasmo que había conseguido y hecho conseguir a su compañera (hasta quizás fue más de uno el de ella) se sorprendió un poco por la suciedad del lugar. Los padres llegarían a la noche y era imprescindible limpiar y borrar rastros de todas las drogas que habían estado presentes en su casa, él solo había visto dos, pero nada lo extrañaría que haya una tercera o cuarta. Como anfitrión había sido un éxito y no aceptó la voluntad de limpiar de los partícipes de la juerga, que pese a ello levantaron las cosas, dejando solo la suciedad del piso y la desaparición de las botellas de licor al gran organizador qué volvía de la cama.
Las drogas y el dinero se habían acabado, solo quedaban algunos alcoholes a medio terminar, calientes y sin voluntarios para acabarlos. Pasado el mediodía los invitados y no tanto se fueron y él quedó solo en casa. Esbozó una sonrisa evocando los momentos recientes y fumó su último cigarrillo de marihuana en un intento de abrir su apetito y desterrar el dolor de cabeza que tenía. EL disfrute de la cocaína y el alcohol terminan pasando factura más cara que el momento que hacen vivir. Almorzó pasadas las tres de la tarde y sin darse cuenta quedose dormido.
Se levantó al atardecer con el hermoso poniente del sol al que tampoco le prestó atención. La conciencia había aparecido luego de su ausencia por el efecto de las drogas y le ordenaba limpiar su casa. Sus padres llegarían solo en un par de horas. Con su cuerpo que parecía de plomo por la paliza de la noche anterior se dispuso a limpiar, mientras rogaba a Dios que su familia se demore al menos un rato. Borró rastros de estupefacientes, limpió los pisos y desterró evidencias del acto sexual del que había sido participe en la cama de sus padres. L
a hora de llegada se estaba pasando y él aún limpiando, rogó a Dios por más tiempo para dejar la casa en condiciones, después de todo, anoche le había traído mujeres a su casa, ahora pedía algo más justificable y sano pese a ser el principal culpable de la juerga nocturna.
Su casa quedó en condiciones y su familia aún no llegaba, agradeció de sobremanera la ayuda celestial La de anoche y hoy.
El teléfono sonó y se dirigió a atenderlo, del otro lado sonó una voz seca que informaba sobre el accidente vial de su familia, él quedó paralizado mientras observaba la perfecta limpieza de su casa, no tenía idea que a veces los pedidos tienen respuestas muy extrañas.

2 comentarios:

  1. "el poder de la mente es infinito" dice algun libro de autoayuda q tengo muy olvidado en algun estante de mi pequeña biblioteca (q se ira acrecentando con los años) pero vaya interpretacion sobre aquel pedido, esperaba un final diferente, no tan tragico, pero lo ocurrido no puede interpretarse como un castigo?? los q creen en Dios dicen q castiga tales pecados, los cuales reconozco haber cometido y nunca ningun dios ha castigado, gracias a dios y a mi no creencia sobre este, sino ni quisiera pensar por donde andaria...
    De todas formas y a pesar de ese final q me sorprendio, me gusto mucho el cuento (no tendra cosas del escritor?) en fin, me gusta tu forma de escribir, alguna vez lo mencione??

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  2. Qué manera tienes de escribir, argentino!
    Me gusta demasiado el cuento este! Un abrazo gigantee (:

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