martes, 11 de octubre de 2011

La noche tiene sus cosas raras

La noche tiene sus cosas raras, mi perra sus patas traseras arrastrando que por alguna extraña enfermedad no responden a su cerebro, ¿pero su cerebro a quién responde? ¿Y el mío? Habrá algún muñequito manejando estas palancas de tetris para colocar las piezas de emociones sin dejar huecos vacíos… andá a saber, el tiempo pasa y las va bajando, cuando se llega al fondo y sin fisuras o cuando las llenamos de suficiente dolor se hacen puntos y ganamos algo, y perdimos algo también.
La noche, como mi perra sus patas, cerebro y el mío tiene algo raro. EL sol va dejando pasar a la oscuridad que tarda en irse, que retiene en sus sábanas los cuerpos y hace nacer un hilo de instantes eternos que al menor contacto con la realidad se desvanecen.
Lo sublime depende de una línea delgada que el tiempo perfecto traslada y el tiempo real rompe. El secreto de la brujería reside en un hermetismo que la realidad permea y destroza. Ensucia y contamina ese pedazo de instantes virgen, esa sucesoria de puntos donde Hemingway decía que la muerte no importaba si se hacía con pasión.
La noche tapa con su manto el mundo dejando afuera lo real y bajo sus sábanas la imaginación se mueve al ritmo de los cuerpos desnudos, su velo tarda en irse y la pasión sujeta hasta con la punta a la sábana que los va dejando afuera.
La sábana de la verdad es demasiado corta y sucumbe al tratar de abarcar la más grande realidad.
Y vos y yo, ¿de qué lado quedamos? Quitemos del todo la sábana ya corrida y démonos a parar. Dejame contar con las manos tapando mis ojos mientras vos desapareces y yo me escondo.

1 comentario:

  1. Disculpas anticipadas Vane si leíste esto,no quise ser complicado pero no había otro lenguaje que sirviera, la mayoría de las palabras estaban demasiado verdes para ser usadas.

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