miércoles, 15 de julio de 2009

!No Se Mientan Más!


Sean sinceros, pero díganlo en voz baja, no valla a ser cosa que su inocente corazón los escuche y se dé cuenta de esta gran farsa. Pero díganlo. Por lo menos merecen eso antes que la incertidumbre de no saber a que lado auxiliar en esa lucha que se genera entre los hechos y la mentira de la cuál se tratan de convencer. Apoyen la compañía sustentada en mentira o la solitaria verdad. ¡Hagan lo que quieran después!, pero ahora sépanlo, no se mientan más.
Díganlo, pero en voz baja, como al oído, aunque a decir verdad no es secreto que las personas se enamoran de la compañía y no de su compañero, bien conocido es esto por todos, pero aún así, díganlo bien bajito, así como el secreto de la brujería reside en el hermetismo el secreto del amor consiste en la creencia por parte de los amantes (no recíprocos sino de la compañía claro está) de que éste existe. ¡Y que especialista es el ser humano en crear cosas ficticias que lo hacen feliz!. Esto no es malo para nada, yo quizás me engaño en la creación de un ser que su ausencia me produciría un inevitable vacío, pero al menos soy consciente de mi quizás ficticia creación.
Ahí reside la importancia. No se crean su propio engaño, pueden salir lastimados el día que confiados en su veracidad se den cuenta que es mentira, que no es amor si no compañía y que ustedes buscaban lo primero.
Díganlo en voz bajita, pero no dejen de decirlo, que sea como su voz de conciencia para hacerles recordar la realidad mientras dura su autoengaño y que al romperse esa pantalla no los sorprenda tanto.
Después de todo que esperaban. Si le tienen miedo a la soledad es obvio que la compañía va a ser la primera y no la correcta.
¿Si tienen más ansias de buscar compañía que amor que pretendían encontrar?
Si el deseo de acompañamiento supera al de enamoramiento no hicieron más que cumplir con su deseo más fuerte. Sólo no esperen que el segundo caiga como fruto maduro del árbol y les golpee la cabeza como a Newton. Simplemente no esperen, como no esperaron al principio cuando los acompañaba la soledad, no esperen ahora que a la simple compañía la acompañe el amor.
Después de todo, como en el mito de Aristófanes, es difícil encontrar la otra mitad, y les es más fácil engañarse en compañía que esperar en soledad.

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